Garganta Tejea Y Boquerón de la Lancha Blanca
Publicado: Vie Oct 08, 2021 2:47 pm
Hola a todos, he rescatado esta ruta que ya posteé en el viejo foro y que había perdido. He conseguido recuperar el viejo texto en un Word. Le pongo unas fotos y como nueva.
Junio de 2012:
La vertiente sur del Gran Gredos alberga las gargantas más largas abruptas y elevadas del Sistema Central. A espaldas del Circo de Gredos nacen la Garganta Blanca, la Garganta de Chilla y la Garganta Tejea. Es esta última la más compleja y salvaje de ellas, poco conocida y realmente intimidante. Los grandes desniveles y la abigarrada vegetación mediterránea la convierten en un lugar áspero de difícil tránsito. Aquel que se atreva a entrar en sus entrañas, tenga éxito o fracase, no quedará defraudado, su belleza es incontestable.
Desde el pueblo de el Raso tomamos la pista de tierra que lleva al Castro Celta del Raso, pasamos este, y continuamos durante unos cinco kilómetros hasta el final, donde hay una pequeña zona para aparcar.
Los hermanitos de Tejea y más arriba Los Guindos.

No era la primera vez que íbamos por la zona, ya habíamos sufrido un par de fracasos. Pero esta vez lo conseguiríamos, y así nos preparamos. Un viernes por la noche llegamos al Puente del Pinillo sobre las doce y media. La pista acaba y baja en ancha senda al fondo de la garganta dónde cruza un puente. En las inmediaciones de este puente pasamos la noche. La imagen es de otra ruta, pero el puente es el mismo.

Sobre las siete de la mañana arrancamos. Cruzamos el puente y giramos a la derecha garganta arriba entre helechos y robles. Tras unos diez minutos, a los pies de un roble un hito nos marca el desvío a la izquierda con una senda que trepa bosque arriba dirección oeste. Subimos hasta las proximidades de una casa con una chimenea metálica negra(La casa del Postuero). Aquí la senda toma la
dirección norte de nuevo por la ladera izquierda según se sube hasta la junta del Zapato. Es conveniente no perderla, pues podemos encontrarnos en situaciones comprometidas haciéndonos perder tiempo y energía.
El roble y el hito. La foto es de la vuelta.

A la sombra imponente de la peña de Chilla pasamos los Chozos del Tío Domingo y al poco la senda baja al cauce la garganta, en la junta del Zapato. A partir de aquí el camino trepa por el cauce entre grandes bloques, pero siempre hitado. A nuestra derecha vemos desembocar el arroyo de Charco Zarco que nace en la base de las Canales Oscuras. La peña de Chilla y después la Junta del Zapato.


Hacia el Charco Zarco.

Seguimos de frente por la Tejea. Pasamos por el Chozo de la Calavera, y en un suspiro a nuestra derecha aparece el Boquerón de la Lancha Blanca con sus gigantes centinelas.



El Asperón

Afrontamos el Boquerón, pero no por el centro que es toda una aventura, sino rodeándolo por la parte alta en las faldas del Asperón.




En un ascenso más complicado de lo previsto, ganamos la panza del Asperón y bordeando el piornal, en pocos minutos alcanzamos la Lancha Blanca que da nombre al desfiladero. Increíble lugar encajonado del que sólo podemos salir de frente introduciéndonos en el corazón de la montaña.

Una cascada nos bloquea el paso, la salvamos, no sin dificultad por la izquierda.


En unos minutos se acaba todo, una encrucijada, el nudo gordiano de Gredos.

Tres posibilidades de escape, una canal al nordeste que sube al cuchillar de Ballesteros, indescifrable, desconocida, inédita; al norte otra canal asciende en dos ramales a los Gutres por un lado y al Venteadero por otro, trepadas difíciles; al noroeste un corredor que parece accesible, pero una gran roca bloquea el camino en su arranque, y que llega hasta la Portilla de las Cinco Lagunas seiscientos metros más arriba. Es la ultima la que elegimos, esa gran roca deja por debajo un hueco por el que se puede pasar.



En su primer tramo es tan empinada que hemos de ayudarnos con las manos. Pero las vistas hacen más agradable la ascensión.




Llegamos a la portilla con todo el equipaje, muertos.
Reponemos fuerzas y decidimos subir al Asperón, desde aquí no es duro pero tiene un patio considerable a la vertiente por la que hemos subido. Dejamos las mochilas abajo y hacemos cumbre.




Convenimos en dormir en el Chozo del Belesar bajando un tramo por la Garganta de Bohoyo. Al día siguiente subir al collado de las Lagunillas y desde allí volver a bajar a la Tejea.

El chozo es una pequeña construcción de piedra casi redonda con techo de teja. En su interior hay dos tarimas de madera y un puntal de madera en el centro. Yo calculo que pueden dormir bien una siete personas, pero alguna más puede caber apretándonos un poco. Se encuentra en la cabecera de la garganta a unos dos mil cien metros de altura justo enfrente del collado de las Lagunillas.

Y hacia ese collado partimos de buena mañana. Después de lo de ayer el ascenso es cómodo y agradable. En el collado de la Lgunillas.


Se baja por el lado derecho del collado, dejando a nuestra derecha una gran pedrera que sale del centro de los Castillejos. Al principio es un poco peliaguda, pero sin más problemas nos plantamos en la majada inferior cerca del encajonamiento de las Chorrerillas.


En este momento cogemos el camino de los Ortigales faldeando la ladera en dirección sur. Hay que seguir este camino bien hitado justo hasta el cauce de la canal Joral.


La canal desconocida.

A partir de aquí hay que bajar, sálvese quien pueda, al fondo de la Tejea. Alguna referencia hacía mención de bajar lo más pegado posible al cauce del arroyo, evitando los piornos. Así lo hicimos, pero eso no fue impedimento para que nuestros culos besaran el suelo al menos en una ocasión. La canal va a parar al fondo de la Tejea por la zona del Chozo de la Calavera. Cerrado el círculo sólo nos queda bajar por dónde habíamos subido hasta ahí.


Por cierto, un consejo, si se me permite: no vayan en verano
Saludos.
Junio de 2012:
La vertiente sur del Gran Gredos alberga las gargantas más largas abruptas y elevadas del Sistema Central. A espaldas del Circo de Gredos nacen la Garganta Blanca, la Garganta de Chilla y la Garganta Tejea. Es esta última la más compleja y salvaje de ellas, poco conocida y realmente intimidante. Los grandes desniveles y la abigarrada vegetación mediterránea la convierten en un lugar áspero de difícil tránsito. Aquel que se atreva a entrar en sus entrañas, tenga éxito o fracase, no quedará defraudado, su belleza es incontestable.
Desde el pueblo de el Raso tomamos la pista de tierra que lleva al Castro Celta del Raso, pasamos este, y continuamos durante unos cinco kilómetros hasta el final, donde hay una pequeña zona para aparcar.
Los hermanitos de Tejea y más arriba Los Guindos.
No era la primera vez que íbamos por la zona, ya habíamos sufrido un par de fracasos. Pero esta vez lo conseguiríamos, y así nos preparamos. Un viernes por la noche llegamos al Puente del Pinillo sobre las doce y media. La pista acaba y baja en ancha senda al fondo de la garganta dónde cruza un puente. En las inmediaciones de este puente pasamos la noche. La imagen es de otra ruta, pero el puente es el mismo.
Sobre las siete de la mañana arrancamos. Cruzamos el puente y giramos a la derecha garganta arriba entre helechos y robles. Tras unos diez minutos, a los pies de un roble un hito nos marca el desvío a la izquierda con una senda que trepa bosque arriba dirección oeste. Subimos hasta las proximidades de una casa con una chimenea metálica negra(La casa del Postuero). Aquí la senda toma la
dirección norte de nuevo por la ladera izquierda según se sube hasta la junta del Zapato. Es conveniente no perderla, pues podemos encontrarnos en situaciones comprometidas haciéndonos perder tiempo y energía.
El roble y el hito. La foto es de la vuelta.
A la sombra imponente de la peña de Chilla pasamos los Chozos del Tío Domingo y al poco la senda baja al cauce la garganta, en la junta del Zapato. A partir de aquí el camino trepa por el cauce entre grandes bloques, pero siempre hitado. A nuestra derecha vemos desembocar el arroyo de Charco Zarco que nace en la base de las Canales Oscuras. La peña de Chilla y después la Junta del Zapato.
Hacia el Charco Zarco.
Seguimos de frente por la Tejea. Pasamos por el Chozo de la Calavera, y en un suspiro a nuestra derecha aparece el Boquerón de la Lancha Blanca con sus gigantes centinelas.
El Asperón
Afrontamos el Boquerón, pero no por el centro que es toda una aventura, sino rodeándolo por la parte alta en las faldas del Asperón.
En un ascenso más complicado de lo previsto, ganamos la panza del Asperón y bordeando el piornal, en pocos minutos alcanzamos la Lancha Blanca que da nombre al desfiladero. Increíble lugar encajonado del que sólo podemos salir de frente introduciéndonos en el corazón de la montaña.
Una cascada nos bloquea el paso, la salvamos, no sin dificultad por la izquierda.
En unos minutos se acaba todo, una encrucijada, el nudo gordiano de Gredos.
Tres posibilidades de escape, una canal al nordeste que sube al cuchillar de Ballesteros, indescifrable, desconocida, inédita; al norte otra canal asciende en dos ramales a los Gutres por un lado y al Venteadero por otro, trepadas difíciles; al noroeste un corredor que parece accesible, pero una gran roca bloquea el camino en su arranque, y que llega hasta la Portilla de las Cinco Lagunas seiscientos metros más arriba. Es la ultima la que elegimos, esa gran roca deja por debajo un hueco por el que se puede pasar.
En su primer tramo es tan empinada que hemos de ayudarnos con las manos. Pero las vistas hacen más agradable la ascensión.
Llegamos a la portilla con todo el equipaje, muertos.
Reponemos fuerzas y decidimos subir al Asperón, desde aquí no es duro pero tiene un patio considerable a la vertiente por la que hemos subido. Dejamos las mochilas abajo y hacemos cumbre.
Convenimos en dormir en el Chozo del Belesar bajando un tramo por la Garganta de Bohoyo. Al día siguiente subir al collado de las Lagunillas y desde allí volver a bajar a la Tejea.
El chozo es una pequeña construcción de piedra casi redonda con techo de teja. En su interior hay dos tarimas de madera y un puntal de madera en el centro. Yo calculo que pueden dormir bien una siete personas, pero alguna más puede caber apretándonos un poco. Se encuentra en la cabecera de la garganta a unos dos mil cien metros de altura justo enfrente del collado de las Lagunillas.
Y hacia ese collado partimos de buena mañana. Después de lo de ayer el ascenso es cómodo y agradable. En el collado de la Lgunillas.
Se baja por el lado derecho del collado, dejando a nuestra derecha una gran pedrera que sale del centro de los Castillejos. Al principio es un poco peliaguda, pero sin más problemas nos plantamos en la majada inferior cerca del encajonamiento de las Chorrerillas.
En este momento cogemos el camino de los Ortigales faldeando la ladera en dirección sur. Hay que seguir este camino bien hitado justo hasta el cauce de la canal Joral.
La canal desconocida.
A partir de aquí hay que bajar, sálvese quien pueda, al fondo de la Tejea. Alguna referencia hacía mención de bajar lo más pegado posible al cauce del arroyo, evitando los piornos. Así lo hicimos, pero eso no fue impedimento para que nuestros culos besaran el suelo al menos en una ocasión. La canal va a parar al fondo de la Tejea por la zona del Chozo de la Calavera. Cerrado el círculo sólo nos queda bajar por dónde habíamos subido hasta ahí.
Por cierto, un consejo, si se me permite: no vayan en verano
Saludos.