15 de mayo 2015.
El Espigüete es esa gran montaña que se adelanta en la meseta castellana como la proa de un buque gigante, invitándonos a entrar en la Montaña Palentina, bravo macizo de la Cordillera Cantábrica. Sin ser la más alta de su entorno, el Espigüete con sus 2450 metros sí es, en mi opinión la más bella y agreste, y un reto para cualquier montañero que, sorprendido, haya observado sus perfiles desde cualquiera de los puntos cardinales.
Una de sus vías invernales más atractivas es el Corredor Norte, técnicamente no es muy difícil, su inclinación se mantiene entre los 40 y 50 grados. Y si las condiciones de la nieve son buenas, se puede disfrutar de su ascensión. Un buen momento para acceder es en primavera, cuando ya hay rehielo, lejos de los fríos extremos del invierno. No es aconsejable tras alguna de las grandes nevadas primaverales. Con la nieve recién caída, nuestra excursión puede convertirse en un suplicio. En cualquier caso es necesario madrugar.
Mapa descargado del IGN.
El punto de partida, el aparcamiento que está en la carretera que va de Cardaño de Abajo a Cardaño de Arriba, a unos tres kilómetros del primero. Según miramos la montaña, a la derecha del parquing arranca una pista que se adentra en la falda norte del Espigüete, y que seguiremos durante cuatro kilómetros, unos cuarenta minutos.
Llegando a la cascada Mazobre, hay que estar pendiente de una senda que arranca a nuestra izquierda.
Está bien hitada, y entre arbustos, grandes bloques de caliza y los primeros neveros, asciende, primero en diagonal, virando luego noventa grados hacia el sur para de forma directa acercarnos a la entrada del corredor norte.
Sobre los 1800 metros ya hay nieve continua. La primera parte del corredor no es muy empinada la nieve está en buenas condiciones, se avanza muy bien con los crampones.
A medio corredor este gira a la derecha, y según vamos acercándonos a esta curva se endurece la pendiente y también la nieve.
Vista atrás
Un descansito.
Tras el giro avanzamos pegados a la pared, más adelante volvemos a girar a la izquierda, sur, y aquí encontramos la parte de mayor inclinación, y con la nieve más dura. Nosotros llevamos un segundo piolet, que a decir verdad no estorbó.
Finalmente topamos con las paredes de la cresta cimera y atravesamos a la derecha hacia el oeste, dónde a la nieve ya le da el sol.
Al fondo El Curavacas.
Buscamos una canal para ganar la cuerda, ya sin nieve, y giramos a la derecha para en unos minutos hacer cumbre. La duración de la ascensión depende de muchas variables, pero hay que echarle, al menos, unas cuatro horas.
Al fondo, los Picos de Europa
Al sur.
Para volver lo haremos por la Arista Este que, sin nieve, no tiene excesivas dificultades técnicas. Zonas de gran inclinación, algún paso expuesto, y una parte final realmente desagradable con mucha piedra suelta, empinados barrancos e hitos que se desvanecen, mientras los dedos de mis pies sufren lo indecible dentro de la rigidez de las botas de invierno.
Atrás dejamos el Espigüete.
Abajo el refugio de Mazobre.
Llegando, abajo el aparcamiento.
Saludos
